Como algunas saben, en marzo iniciamos con La Apoteca de Polo&Storch, nuestra newsletter en la que, cada mes, exploramos un color diferente.
Desde que comenzamos, nos hemos mantenido en constante búsqueda de cómo experimentarlo y, en un momento de inspiración (o mejor dicho, un arranque), se nos ocurrió que no había mejor manera de hacerlo que invitando a un montón de personas a una cena/instalación dedicada al color de abril: el azul.
Las invitaciones se mandaron en ese momento y, con sólo un par de días de anticipación, fue correr desde el principio: comida, bebida, decoración y vestimenta, todo debía ser azul. Tras lo que se sintió como unas cuantas compras de básicos, el día había llegado.
Dicen que el color azul induce relajación y tranquilidad, pero podemos asegurar que, en uno de los días más calurosos del mes —cocinando, preparando y decorando—, el poder inducidor del azul no ayudó en mucho.
Lo que originalmente se pensó como una cena, se convirtió en todo un día de repentizar: papeles de color, tijeras, pintura y trabajo en equipo, fueron nuestros mejores aliados. Y realmente experimentamos con el azul: cómo aplicarlo, verlo, comerlo, beberlo y en general, sentirlo.
Mientras la hora se acercaba, recibimos algunos mensajes y la lista de invitados se fue reduciendo. Entre risas, creímos que terminaríamos siendo los únicos pero ya no importaba porque, para ese momento, entre retazos, hambre, manchas azules y cansancio, la fiesta ya había empezado.
Al final, todo salió bien. Leímos que el azul también inspira sentimientos de amistad y confianza y aunque antes dijimos que el poder del azul no influyó mucho, viéndolo en retrospectiva, quizá sí lo hizo. Desde la preparación de la comida hasta la instalación de la mesa, fue posible gracias a un trabajo colaborativo, a la espontaneidad y creatividad de gente, no sólo que queremos y admiramos, sino que ama el color como nosotros.
Les compartimos abajo la lista de lo que terminamos disfrutando durante la cena y algunas fotos de nuestra pequeña celebración a la creatividad y al color.
La música, Ranil y su conjunto musical; la bebida, mojitos azules. Y el resultado de nuestra instalación colaborativa: composición de recortes, esculturas de frutas, esponjas y flores que sirvieron no sólo como centros de mesa y decoración, sino también como objetos funcionales para interactuar durante la cena.
El menú:
- Gyozas de masa azul para rellenar durante la cena.
- Blue Noodle Salad, receta de la increíble chef Bettina (recomendada en La Apoteca verde.)
- Ensalada Sunomono azul.
- Coliflores azules para untar en hummus con zanahoria asada y pimentón.
- Ensalada de col (intentamos hacerla azul).
NOTA: Para ese momento de la noche solo queríamos cenar, por lo que no hay registro de los platillos.
Las actividades principales: DIY Gyozas y composición de paper cut-outs en muro, inspirado en la estupenda obra de Matisse, The Swimming Pool.